Tuesday, May 17







Ésta es una entrada muy larga porque quiero reflejar la evolución del traje salmantino hasta el actual traje charro basándome en grabados existentes desde el siglo XVIII.







Los primeros grabados del traje de Salamanca aparecieron en la segunda mitad del siglo XVIII realizados por el ilustrador madrileño Juan de la Cruz Cano y Olmedilla en su obra “Colección de trajes de España tanto antiguos como modernos, que comprehende todos los de sus Dominios: Dividido en dos Volúmenes, con ocho quadernos de á doze estampas cada uno”. La primera edición apareció en Madrid el año 1777. Este tipo de estampas eran muy comunes en Francia donde el Marqués de la Ensenada había enviado a Cruz Cano para que aprendiera las técnicas del grabado. Esta obra tuvo un éxito inmediato tanto en España como en el extranjero .






























Cruz Cano presenta a la mujer salmantina como “aldeana charra del partido de Salamanca” y al hombre como “aldeano de los caseríos de Salamanca”. Estas dos láminas están publicadas con los números 23 y 24. No se trata del traje charro como lo conocemos actualmente sino uno más de “los trajes más normales de la plebe del Reino, nos dice el autor.
Otros grabados definen al traje salmantino como “de los alrededores”, “de las cercanías”, “del partido”, “del distrito” o simplemente hombre o mujer de Salamanca. Términos bastante imprecisos para localizar exactamente el lugar, por lo que se deduce que debía comprender una comarca bastante amplia alrededor de Salamanca.
De estos grabados voy a considerar brevemente algunos que nos permitan analizar el traje usado generalmente en la comarca de Salamanca y nos permita observar su evolución hacia el traje charro actual.
J. Laroque realizó los grabados ”Homme de Salamanque” y “Femme de Salamanque” en 1796 muy semejantes a los grabados de Cano y Olmedilla, al igual que otro grabado con el mismo nombre “Femme de Salamanque” de 1792 realizado por S. Sauveur que apareció en “Modes et Costume Historique” de los hermanos Pauquet. En estos grabados, el hombre aparece con pelo largo atado y viste las siguientes prendas: sombrero, capa, jubón de manga rajada con botonadura delantera, calzón hasta la rodilla ceñido con cinta o mediavaca de cuero, medias, zapatos llanos con tacón bajo y pala achatada y polainas. La mujer viste sombrero de calidad entrefina de ala mediana, casco chato y adornado, manta o pañuelo de cabeza abrochado a la sobarba, cae sobre el pecho y resguarda los hombros (esta prenda desaparece en la segunda mitad del siglo XIX), pañuelo de hombros, camisa o jubón de faldillas con mangas abullonadas que se ajusta con un ceñidor, presenta labores con motivos tradicionales de flores y animales. Sayas y manteos, el cimero abierto por detrás dejando ver los medianeros y bajeros guarnecidos de ribetes y listones en colores contrastados, mandil o picote avarillado con guarnición en las esquinas y calzado de tipo abotinado con tacón no alto. En cuanto a las joyas todavía muestran un uso moderado de alhajas, se limitan a unos collares y pendientes. Son joyas discretas, opuestas al ostentoso aderezo que se oficializó unos cien años más tarde.











Ya a principios del siglo XIX encontramos más grabados representativos del traje usado en Salamanca. “Servant girls of Salamanca” y “Paysan du district de Salamanque) de 1809 de I. Clark basado en las acuarelas del pintor y viajero inglés W. Bradford.





















En 1825 el grabador Edné Jean Pigal realiza “Villageouse des environs de Salamanque”, conserva


aún el pañuelo de cabeza atado
a la barbilla y cubriendo los hombros pero el mandil está ya más adornado que los grabados anteriores y se va acercando al mandil charro.









El ilustrador y pintor francés Louis-Marie Lanté trabajaba para la revista “Journal des dames et des modes” y realizó unas ilustraciones del vestido regional popular de Francia y otros países. En 1827 publicó los grabados “Costume de Salamanque” y dos versiones diferentes de “Servante de Salamanque”, una de ellas una copia de Bradford.





















































En la obra “L’Espagne pittoresque, artistique et monumental” de Clerman aparece en 1848 otro grabado con el título “Femme des environs de Salamanque”.















El bonito grabado “Burgos, Salamanque , Santander” de Rouargue se encuentra en su libro “Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal” de 1852. La salmantina conversa con un burgalés y una pasiega, viste un sayuelo de dos cuerpos atado con cordones bordeado de galones y repulgo. Las mangas son estrechas con folladura en el antebrazo abrochado con una hilera de botones. Tiene un amplio escote por el que deja ver las zonas ornamentales de la camisa. Esta prenda fue sustituida posteriormente por la chambra o jubona en el traje charro. La profusión del mandil de la salmantina contrasta con la simplicidad de la pasiega, un claro adelanto del ornamental mandil charro.







En esta época se dan los últimos y definitivos pasos del traje popularizado como de charro y charra respectivamente aunque debe tenerse presente que a partir de la Guerra de la Independencia se produjo una moda uniforme llamada “a la europea” generalizada al igual que en el resto de España. Los grabadores seguían ilustrando trajes plebeyos ya obsoletos.
En el grabado de Gustavo Doré “Charro des environs de Salamanque” que aparece en la obra “Voyage en Espagne” del barón Ch. de Davillier el traje de hombre ya ha sufrido una transformación importante, semejante al actual

traje charro actual. El sombrero es de los llamados de “embudo” con ala corta y vuelta adornado con borlas. El camisón es llano con la pechera fruncida y abrochado en el cuello con un solo botón. Ha desaparecido el coleto y aparece el chaleco de hojas cuadradas con generoso escote y chaqueta con solapa y bolsillos. Calzón de los llamados de maldil y medias y zapatos cubiertos de polainas. La capa es de esclavina lisa.






Avanzando el siglo XIX y también la técnica de la fotografía empezamos a ver las primeras fotografías de charros y charras reales, así a principios del siglo XX, concretamente en el año 1903 aparece en la revista “Hojas selectas” un artículo titulado “La romería de Tejares” describiendo minuciosamente los diferentes trajes típicos de Salamanca: el de artesana, el de charra y el de serrana. Lo ilustra con varias imágenes como esta fotografía con tres tipos de muchachas salmantinas.

Entre las fotos más antiguas pueden citarse las realizadas por el fotógrafo salmantino Venancio Gombáu (1868 – 1932) por cuyo estudio pasó toda la sociedad local y provincial. En sus retratos observamos ya a los charros y charras tal como los conocemos actualmente con gran profusión de joyas que han aumentado progresivamente desde una gargantilla a collares de varias vueltas y colgantes que cubren todo el torso. “Charra. Paysanne de Salamanque” y “Charro. Paysan de Salamanque” . También nos presenta los diferentes tipos de trajes de la provincia, de serrrana, de candelaria y de charra “Trajes populares de Salamanca”.










































































El traje charro se asentó definitivamente
como el “traje regional salmantino” con la visita del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia a Salamanca en 1922. Se les obsequió con sendos trajes charros con sus correspondientes alhajas y abanico de filigrana de plata. En 1934 los monarcas donaron sus trajes charros al Museo del Pueblo Español y actualmente forman parte de los fondos del museo del traje.

En la foto puede verse a la reina Victoria vestida de charra.





El traje de mujer charra es de gran vistosidad. En la cabeza lleva rodetes con trenzas caladas para las orejas de pelo natural y adornadas con horquillas, un moño en la parte superior de la cabeza atado con unas cintas bordadas, un velo de tul bordado sobre la cabeza y grandes pendientes.
El busto se cubre con la chambra o jubona de seda con botones de filigrana, pañuelo de hombros de tela bordado por cuadrantes con lentejuelas, dengue o crucero de paño con bordados sobrepuestos , saya encarnada bajera con vuelta y encima el manteo más rico con festón de bordados y tirana de terciopelo. Mandil bordado profusamente y rematado por un faralar de seda, faltriquera bordada colgando de la cintura y por la parte de atrás caen dos cintas bordadas y rematadas de flecos de oro; medias caladas y zapatos de terciopelo bordados con lentejuelas. Como ya se ha dicho anteriormente exhibe gran cantidad de joyas, collares de oro, aderezos, galápagos, cruces, y veneras que cubren totalmente el torso.
Podeis apreciar la riqueza del traje charro y las prendas que lo componen en la siguiente presentación de los trajes charros de la familia y en la fotografía de María Gil Guerrero vestida de charra.

2 comentarios:

Anonymous said...

Un gran trabajo de investigación.Una entrada muy buena y en español.
Un saludo.

alfonso said...


· De la documentación... completa, muy completa.
Del vídeo... una maravilla el desglose de piezas que componen tan elaborado traje. Supongo que es un vídeo que pudiera ser distribuido por los centros escolares de salamanca, apara que se pueda valorar la riqueza del traje charro.
Has hecho un gran trabajo.

· HHK

CR & LMA
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